"Calles de Chatarra", de Alejandro Guardiola

Título: "Calles de Chatarra"
Autor: Alejandro Guardiola
Páginas: 350
Editorial: Palabras de Agua

Nacida de las literarias mentes de Juan de Dios Garduño, David Prieto y Raúl Lepe, la editorial Palabras de agua se estrenó este pasado mes de mayo con “Calles de Chatarra”, nueva obra del finalista del Premio Minotauro Alejandro Guardiola. Un primer lanzamiento que recibió un importante empujón inicial en forma de crowdfunding, y en la que el que os escribe aportó la cantidad suficiente como para tener mi libro con dedicatoria y con mi nombre en los créditos (¿Alguien se anima en localizarme? Es fácil).

Con la novela ya en la mano, cabe decir que la labor de maquetación, corrección y edición en general ha sido notable, dando lugar a un fantástico resultado que nada tiene que desmerecer a otras editoriales más profesionales. En este sentido, y como guía para los que no hayáis visto como quedó finalmente, podría decir que su aspecto es similar en tamaño y papel al de las ediciones de Dolmen en la línea Z y Stoker donde algunos de los editores han publicado previamente. Sin embargo, hay detalles en el aspecto general que hacen que “Calles de chatarra” dé una cuidada imagen, superior en algunos detalles a la editorial mallorquina.

En lo más puramente literario, esta es la primera obra que leo de Alejandro Guardiola, un nombre que apenas me era conocido, si acaso por su participación en algunos compendios de relatos como (Per)Versiones o Ilusionaria. En su haber y en mi debe esta “Sombras de una vieja raza”, novela finalista en 2006 del premio Minotauro y de la que reconozco no tener constancia de su existencia hasta leerlo en la solapa. A pesar de ello, o quizá por eso mismo, “Calles de Chatarra” ha supuesto una adictiva y agradable lectura que mezcla dos géneros de gran interés en mis gustos personales.

Por un lado, la novela negra. Bien es cierto que, aunque lector de este tipo de libros, no soy todo lo asiduo que me gustaría, quizá porque las últimas y repetitivas experiencias me hicieron dejar temporalmente este tipo de lectura. Por otro, la novela fantástica. En este caso, sí que soy más asiduo a este tipo de libros por lo que puedo hablar con más conocimiento de causa. Con estos dos géneros entre manos, Alejandro teje una historia situada en un lugar desconocido para el lector pero que bien podría ser una ciudad norteamericana de los años setenta, con sus bajos fondos, sus antros de mala fama, sus líderes mafiosos y una policía en muchas ocasiones superada por los acontecimientos en medio de una noche que oculta más de lo que las sombras puedan insinuar. En este ambiente, un asesinato que mezcla humanos con trolls, trasgos y otros seres que se mostrarán vitales para el desarrollo de la trama, además de cortos flashbacks para recordar acontecimientos importantes acaecidos en el pasado y que tienen más importancia de la que inicialmente pueda parecer en un principio.

Leídas estas últimas líneas, “Calles de Chatarra” podría ser una novela típica de gangsters y policías pero el toque fantástico es lo que da otra tonalidad a una trama que, si bien no innova ni te deja con la boca abierta, está bien contada y, sobre todo, muy bien ambientada. Este es uno de los aspectos principales, ya que durante las 340 páginas nos sentiremos como espectadores de una ciudad y unas calles para nada desconocidas, y unos personajes altamente creíbles en su mayoría. La lectura únicamente se torna algo confusa en la primera centena de páginas, donde los continuos saltos temporales no terminan de asentar el argumento principal hasta mediado el libro.

Personalmente recomiendo la lectura a cualquier seguidor de los dos géneros que se tocan, negro y fantástico, aunque quizá lo destacaría para los de éste último, ya que resulta llamativo ver a ciertos personajes y razas mezcladas entre los seres humanos, cuyo interior en muchas ocasiones guarda mas rencor y maldad de la que esos seres nos muestran habitualmente. Alejandro Guardiola lo demuestra en una más que interesante novela con la que Palabras de Agua estrena un camino, confío, exitoso.

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